Un cuento por día mientras dure la cuarentena
Durante la mañana de cada uno de los días que dure la cuarentena, publicaremos en nuestra web Libreriodelaplata.com y con la complicidad de sus autores y/o editores, un cuento.
Editoriales como Alfaguara, Candaya, Club Editor Contraseña, Edicions del Periscopi Eterna Cadencia, Hoja de Lata, Eolas, Errata Naturae, Fondo de Cultura Económica, Impedimenta, Jekyll& Jill, La Navaja Suiza, L’Altra Editorial Las afueras, Libros del Asteroide, Literatura Random House, Males Herbes Minúscula, Nórdica, Pagès Editors Páginas de Espuma Periférica, Raig Verd, Rata_Books, Sajalín, Salto de Página, Sexto Piso y Tránsito ya forman parte de la propuesta, así que de todas ellas podremos leer relatos.
A cuidarse mucho y seguir leyendo. ¡Un abrazo!

La Migala, de Juan José Arreola.
La migala discurre libremente por la casa, pero mi capacidad de horror no disminuye.
El día en que Beatriz y yo entramos en aquella barraca inmunda de la feria callejera, me di cuenta de que la repulsiva alimaña era lo más atroz que podía depararme el destino. Peor que el desprecio y la conmiseración brillando de pronto en una clara mirada.
Unos días más tarde volví para comprar la migala, y el sorprendido saltimbanqui me dio algunos informes acerca de sus costumbres y su alimentación extraña. Entonces comprendí que tenía en las manos, de una vez por todas, la amenaza total, la máxima dosis de terror que mi espíritu podía soportar. Recuerdo mi paso tembloroso, vacilante, cuando de regreso a la casa sentía el peso leve y denso de la araña, ese peso del cual podía descontar, con seguridad, el de la caja de madera en que la llevaba, como si fueran dos pesos totalmente diferentes: el de la madera inocente y el del impuro y ponzoñoso animal que tiraba de mí como un lastre definitivo. Dentro de aquella caja iba el infierno personal que instalaría en mi casa para destruir, para anular al otro, el descomunal infierno de los hombres.
La noche memorable en que solté a la migala en mi departamento y la vi correr como un cangrejo y ocultarse bajo un mueble, ha sido el principio de una vida indescriptible. Desde entonces, cada uno de los instantes de que dispongo ha sido recorrido por los pasos de la araña, que llena la casa con su presencia invisible.
Todas las noches tiemblo en espera de la picadura mortal. Muchas veces despierto con el cuerpo helado, tenso, inmóvil, porque el sueño ha creado para mí, con precisión, el paso cosquilleante de la aralia sobre mi piel, su peso indefinible, su consistencia de entraña. Sin embargo, siempre amanece. Estoy vivo y mi alma inútilmente se apresta y se perfecciona.
Hay días en que pienso que la migala ha desaparecido, que se ha extraviado o que ha muerto. Pero no hago nada para comprobarlo. Dejo siempre que el azar me vuelva a poner frente a ella, al salir del baño, o mientras me desvisto para echarme en la cama. A veces el silencio de la noche me trae el eco de sus pasos, que he aprendido a oír, aunque sé que son imperceptibles.
Muchos días encuentro intacto el alimento que he dejado la víspera. Cuando desaparece, no sé si lo ha devorado la migala o algún otro inocente huésped de la casa. He llegado a pensar también que acaso estoy siendo víctima de una superchería y que me hallo a merced de una falsa migala. Tal vez el saltimbanqui me ha engañado, haciéndome pagar un alto precio por un inofensivo y repugnante escarabajo.
Pero en realidad esto no tiene importancia, porque yo he consagrado a la migala con la certeza de mi muerte aplazada. En las horas más agudas del insomnio, cuando me pierdo en conjeturas y nada me tranquiliza, suele visitarme la migala. Se pasea embrolladamente por el cuarto y trata de subir con torpeza a las paredes. Se detiene, levanta su cabeza y mueve los palpos. Parece husmear, agitada, un invisible compañero.
Entonces, estremecido en mi soledad, acorralado por el pequeño monstruo, recuerdo que en otro tiempo yo soñaba en Beatriz y en su compañía imposible.
Publicado por gentileza del Fondo de Cultura Económica.
Círculo de lectores confinados
- Día 1: ‘La señora Rapin’, de Eduardo Berti
- Día 2: ‘El trabajo de los ojos’, Mercedes Halfon
- Día 3: ‘Bosc’/’Bosque’ de Natàlia Cerezo
- Día 4: ‘Oxitocina’, de Miguel Serrano Larraz
- Día 5: ‘El señor Zorro’ de Angela Carter
- Día 6: ‘Álbum’ de Alberto Chimal
- Día 7: ‘Gótico’ de Ali Smith
- Día 8: ‘Sofía’ de Laura Ferrero
- Día 9: ‘La pared del costado’ de Santiago Navrátil
- Día 10: ‘El terrícola’ de Yuri Herrera
- Día 11: ‘La niña gorda’, de Marie Luise Kaschnitz
- Día 12: ‘Mi verdadero yo’ de Shirley Jackson
- Día 13: ‘Fábula del tiempo’ de Juan Gómez Bárcena
- Día 14: ‘Cosas de niños’ de David Wagner
- Día 15: ‘Una dulce ancianita’ de Belén Rubiano
- Día 16: ‘Èxitus’ de Xavier Vidal
- Día 17: ‘Las medias rojas’ de Emilia Pardo Bazán
- Día 18: ‘El koala asesino’ de Kenneth Cook
- Día 19: ‘La muñeca menor’ de Rosario Ferré
- Día 20: ‘El último hablante de erromintxela (se llamaba Goyo)’, de Paco Inclán
- Día 21: ‘Julio Equis’ de Flavia Company
- Día 22: ‘No hi veus res d’estrany?’ /’¿No notas nada raro?’, de Eider Rodriguez (en cat. y cast).
- Día 23: ‘Bacteria mundi’ de Cecilia Eudave.
- Día 24: ‘Midnight Special’ de Juan José Flores
- Día 25: ‘Todos los tontos tienen suerte’ de Graziella Moreno
- Día 26: ‘Historias del arte (Lluvia) de Clara Obligado
- Día 27: ‘Finestres’ de Elisenda Solsona
- Día 28: ‘Rudi’ de Caroline Lamarche
- Día 29: ‘Esposa en reversa’ de Stephen Dixon
- Día 30: ‘Dulces de convento’ de Fernando Iwasaki
Pensar en esta araña ya me pone los pelos de punta y la carne de gallina!!!! Y si pienso que lo hace para destruir un infierno aún peor…. el pobre hombre está fatal.
Yo le aconsejaría otro tipo de animal de compañía, con el que poder interactuar y recibir un poco de cariño.
Bromas a parte, es un cuento delicioso, se lee rápido, está muy bien escrito, tienes la sensación de tener la araña en la habitación, oír sus pasos sin saber como son los pasos de un bicho así en tu cama.
Te estremeces y sonríes a la vez .
Muy interesante!!!!
Manel
L’escriptor Juan José Arreola ens escriu una historia d’amor no correspost.
Aquest amor no correspost farà que el protagonista, busqui una manera increíble i que “castigui” la seva decepció amorosa.
La manera es comprar una “Migala”, l’aranya de picada mortal.
Compra la Migala i la porta cap a cas seva dins d’una caixa de fusta.
Per ell, la caixa de fusta es l’infern de la seva persona i creu que això anul·larà l’altre l’infern dels homes.
A partir d’aquest pensament, deixa anar la Migala per el seu pis.
La Migala ,de quan en quan desapareix, de nit pasa per sobre la seva pell, de vegades no menja el que li posa….. fins al dia que la Migala dona la sensació que portarà endavant la seva picada. Ell ho sap i està acorralat; aleshores pensa amb la seva estimada Beatriz i la seva impossible companya.
La lectura de este fantástico y perturbador relato de Arreola me ha producido una sensación claustrofóbica. El ambiente es denso, opresivo. La araña y él. La migala se hace omnipresente, la siente en sueños y cuando está insomne, oye cómo se mueve o lo imagina, la siente en su cuerpo… Está a la espera de la picadura mortal, espera que por deseada es terrorífica. La línea entre la vida y la muerte se desdibuja. El último párrafo me produce una enorme tristeza: su soledad y la presencia de la araña debida a la ausencia de Beatriz. Otro autor anotado y la lista sigue creciendo…
El mal de amor no se cura fácilmente, pero como todos los males se puede distraer y mientras tanto el dolor no es tan insufrible.
La medida del sufrimiento del protagonista cuando piensa en Beatriz lo podemos imaginar como aquel que solamente queda adormecido mientras piensa que en cualquier momento del día o de la noche puede sufrir la picadura mortal de la araña.
Hola, relato estremecedor, de una inquietud de zozobra. No sé si la despesperanza y el dolor del protagonista vienen de un amor no correspondido o de un amor perdido, arrebatado por la muerte. Casi nada se nos dice de Beatriz, pero resulta todo muy simbólico, además del nombre, – que nos evoca la muerte y el descenso a los infiernos-, también el hecho de que aparezca al principio y en el final, sólo aquí nos dice que su amor es imposible. Igual o más carga simbólica, surge de ese ser monsturoso, de esa migala infierno personal dentro de la caja.
Arreola, en otro maravilloso cuento (El fantasma), que vienen al caso, y tan breve que puedo citar íntegro, nos dice:
“La mujer que amé se ha convertido en un fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones.”
Salud