Un cuento por día mientras dure la cuarentena
Durante la mañana de cada uno de los días que dure la cuarentena, publicaremos en nuestra web Libreriodelaplata.com y con la complicidad de sus autores y/o editores, un cuento.
Editoriales como Alfaguara, Candaya, Contraseña, Edicions del Periscopi Eterna Cadencia, Hoja de Lata, Eolas, Errata Naturae, Impedimenta, Jekyll& Jill, La Navaja Suiza, L’Altra Editorial Las afueras, Libros del Asteroide, Literatura Random House, Males Herbes Minúscula, Nórdica, Pagès Editors Páginas de Espuma Periférica, Raig Verd, Rata_Books, Sajalín, Salto de Página, Sexto Piso y Tránsito ya forman parte de la propuesta, así que de todas ellas podremos leer relatos.
A cuidarse mucho y seguir leyendo. ¡Un abrazo!
‘Bacteria mundi’ de Cecilia Eudave

Cuando me enteré que esa imposibilidad de amar a alguien, aunque fuera por periodos breves, no era culpa mía sino de las bacterias y los parásitos que habitan en el vientre, provocando insatisfacción y malestar emocional, suspiré con alivio. La producción de gases, a decir del médico, es la que nublan el sentido amoroso, cordial y hasta humano. Además, me aclaró: existe cierto grupo bacterial controlador y exigente, te usan solo para satisfacer sus necesidades, eres su mundo. Podría ser peor, explicó: afortunadamente no contrajiste un innombrable parásito que se anida en el cerebro volviéndote reservado, antisocial, y que este se reproduce en las heces de los gatos. Se cree que ellos los desechan, pero en realidad los propagan a propósito para esclavizar a sus amos y tenerlos siempre a su merced. Contra esos no hay cura, comentó, mientras extendía una receta para purgarme de esos seres tan apegados a mí. Todavía la conservo, aún no he decidido cómo quiero consumirme, si por las bacterias o por alguien que me abrace de noche. Tal vez da lo mismo, al final todos somos mundos buscando colapsar.
Microcolapsos pertenece a la colección ‘Las puertas de lo posible. Narrativas de lo insólito‘ y ha sido publicado por gentileza de la autora y de Eolas Ediciones
Círculo de lectores confinados
- Día 1: ‘La señora Rapin’, de Eduardo Berti
- Día 2: ‘El trabajo de los ojos’, Mercedes Halfon
- Día 3: ‘Bosc’/’Bosque’ de Natàlia Cerezo
- Día 4: ‘Oxitocina’, de Miguel Serrano Larraz
- Día 5: ‘El señor Zorro’ de Angela Carter
- Día 6: ‘Álbum’ de Alberto Chimal
- Día 7: ‘Gótico’ de Ali Smith
- Día 8: ‘Sofía’ de Laura Ferrero
- Día 9: ‘La pared del costado’ de Santiago Navrátil
- Día 10: ‘El terrícola’ de Yuri Herrera
- Día 11: ‘La niña gorda’, de Marie Luise Kaschnitz
- Día 12: ‘Mi verdadero yo’ de Shirley Jackson
- Día 13: ‘Fábula del tiempo’ de Juan Gómez Bárcena
- Día 14: ‘Cosas de niños’ de David Wagner
- Día 15: ‘Una dulce ancianita’ de Belén Rubiano
- Día 16: ‘Èxitus’ de Xavier Vidal
- Día 17: ‘Las medias rojas’ de Emilia Pardo Bazán
- Día 18: ‘El koala asesino’ de Kenneth Cook
- Día 19: ‘La muñeca menor’ de Rosario Ferré
- Día 20: ‘El último hablante de erromintxela (se llamaba Goyo)’, de Paco Inclán
- Día 21: ‘Julio Equis’ de Flavia Company
- Día 22: No hi veus res d’estrany?’ /’¿No notas nada raro?’, de Eider Rodriguez (en cat. y cast).
Es curiosa la necesidad del ser humano de buscar un culpable y, una vez hallado, la tranquilidad que ello le supone.
Si la culpa es de una bacteria todo está justificado, y si la bacteria anida en el vientre mejor que en la cabeza. La cabeza que nadie la toque!!! olvidando que somos un todo.
La culpa nadie la quiere y a menudo, nosotros mismos formamos parte de ella, porqué la cosas no son blancas o negras, sino con matices.
La reflexión final es genial: decidir cómo quiere consumirse, por bacteria o por abrazos.
Manel
Tinc jo impossibilitat d’anar amb algú ?
NO
Ara, tinc un grup de bacteris que habitan al meu ventre….son els culpables !!!!!
Sort que no els he tingut al cervell !
Els gats son portadors dels paràsits als seus excrements…….i tinc un gat !!!
Contra això no hi ha resposta….!!!!!
Dubto entre tenir els bacteris……… o tenir algú que m’abraci al vespre.
No sé que haig de fer …..al final tots volem volar pels aires !
La voz narrativa siente alivio cuando se le certifica que su imposibilidad de amar, y su “falta de sentido amoroso, cordial y hasta humano” es por culpa de una bacteria que anida en su cuerpo, y que podría haber sido peor! No tiene nada que ver con algo inherente a su forma de ser, es culpa de su cuerpo no de su alma… El vocabulario hace múltiples referencias a lo fisiológico, a lo corporal y tangible: vientre, cerebro, gases, heces… Una receta y ya! Ojalá fuera tan fácil de aplicar la cura a la falta de empatía y de amor que hay por ahí… Al final, no se decide a hacer uso de la receta, no es demasiado esperanzador…
Muy hábil la autora al conseguir sintetizar tanto.
Hola,
Cuando leí por primera vez este cuento me encantó el uso de las metáforas, del elemento fantástico y del lenguaje preciso para adentrase en los caminos sinuosos de la soledad, las relaciones y la propia personalidad. Esa bacteria instalada en el vientre, en todo más visceral que el musculoso corazón, subyuga e incapacita “el sentido amoroso, cordial y hasta humano”. Esa receta tranquilizadora, una simple purga. O esos otros parásitos, sin nombre y sin cura, que desactivan sin remedio el cerebro con total esclavitud a los transmisores e independientes gatos. Todos estos elementos giran sobre la dualidad de la protagonista hasta su maravillosa resolución final: la elección de la libertad personal. Un final precioso: “Todavía la conservo, aún no he decidido cómo quiero consumirme, si por las bacterias o por alguien que me abrace de noche. Tal vez da lo mismo, al final todos somos mundos buscando colapsar. ”
Cuando lo leo hoy, en el elemento fantástico se me entromete uno que hasta hace pocos días lo parecía, pero hoy es muy real. Este virus pandémico se recuesta en el cuento. Parece que tendremos cura, pero después de todos los confinamientos y no sé cuantas obligaciones y restricciones más. No sé que recetas nos darán, sobre finanzas, orden, patrias, seguridad, salud o libertad. Quizá tampoco las tome, aunque ahora añore todos los abrazo del mundo. Colapsemos, pero de libertad.
Cierto que es mejor pensar que el origen de nuestros males o limitaciones está en otra cosa, por ejemplo, en bacterias. Interesante reflexión, no tan lejos de la realidad, ya que la flora bacteriana influye en nuestro estado de salud y de ánimo.
Interaccionamos con un macromundo que podemos ver y un micromundo desconocido, que nos ayuda a vivir o nos enferma. Aunque de todos modos nosotros simepre podemos tomar el timón, decidimos: “cómo quiero consumirme, si por las bacterias o por alguien que me abrace de noche. “
Muchas gracias a todos los que han comentado el texto, es muy enriquecedor observar la lectura que cada uno hace. Yo lo escribí en el 2017 y nunca pensé que de pronto podría leerse en un contexto como el de ahora. Pero valga este micro cargado de humor negro, de ironía, para ayudarnos a sobrellevar esta situación, para no colapsar en las instituciones que tienden a regirlo todo, porque solo uno mismo debe decidir y actuar en consecuencia. Abrazos a todos los lectores en confinamiento y a resistir, que pronto volveremos a estrecharnos físicamente.
Me ha encantado el relato. De que manera siempre hemos de buscar un culpable -maldita tradición judeo-cristiana- para sentirnos mejor. Y esos malditos apegos que acaban vinculándonos con algo o alguien de forma obsesiva … Aunque la persona narradora muestra capacidad para ser independiente emocionalmente: ” aún no he decidido cómo quiero consumirme, si por las bacterias o por alguien que me abrace de noche”.